Domingo V del Tiempo Ordinario Ciclo A: Un encuentro con la esperanza
Imagina un mundo donde las palabras tienen el poder de sanar, de levantar al caído y de transformar la oscuridad en luz. Eso es precisamente lo que experimentamos en el Evangelio del Domingo V del Tiempo Ordinario Ciclo A.
Este domingo, la Iglesia nos invita a reflexionar sobre la curación del leproso, un relato conmovedor que trasciende el tiempo y el espacio para hablarnos directamente al corazón. En este encuentro con Jesús, somos testigos de la compasión infinita de Dios y su poder para vencer cualquier obstáculo, incluso aquellos que parecen insuperables.
El Domingo V del Tiempo Ordinario Ciclo A no se trata solo de un evento pasado, sino de una realidad viva que sigue impactando nuestras vidas hoy. Es un llamado a abrir nuestros corazones a la gracia transformadora de Dios y a ser instrumentos de su amor sanador en el mundo.
A lo largo de este día, te invitamos a sumergirte en la profundidad de la Palabra, a dejarte interpelar por su mensaje y a descubrir cómo la experiencia del leproso puede iluminar tu propio camino de fe.
El Domingo V del Tiempo Ordinario Ciclo A nos recuerda que la fe es un viaje de transformación, un proceso continuo de dejarse tocar por el amor de Dios y de compartir ese amor con los demás. Es en este encuentro personal con Cristo donde encontramos la verdadera sanación, la esperanza que no defrauda y la fuerza para vivir como auténticos discípulos suyos.
La lectura del Evangelio según San Marcos (1,40-45), que se proclama este domingo, nos presenta la historia de un leproso que se acerca a Jesús con fe y le suplica que lo sane. Lo sorprendente de esta narración es la reacción de Jesús, quien movido a compasión, extiende su mano, lo toca y le dice: "Quiero, queda limpio".
Esta historia, aunque breve, está cargada de significado. En la época de Jesús, la lepra era considerada una enfermedad altamente contagiosa e impura. Los leprosos eran marginados, excluidos de la sociedad y obligados a vivir aislados. Al tocar al leproso, Jesús rompe con las normas sociales y religiosas de su tiempo, demostrando que para Dios no hay nadie impuro o indigno de su amor.
Este relato del Evangelio no solo nos habla del poder sanador de Jesús, sino que también nos interpela a nosotros. Nos invita a reflexionar sobre nuestras propias actitudes hacia aquellos que son diferentes, marginados o excluidos en nuestra sociedad. ¿Somos capaces de ver a Cristo en el rostro del enfermo, del pobre, del migrante? ¿Estamos dispuestos a extender nuestra mano, como lo hizo Jesús, para ofrecerles nuestra ayuda y nuestro amor?
Vivir el Domingo V del Tiempo Ordinario Ciclo A implica acoger en nuestro interior el mensaje de esperanza que nos trae la Palabra de Dios. Es un llamado a ser instrumentos de su misericordia y a construir un mundo más justo y fraterno, donde todos, sin excepción, se sientan amados y acogidos.
Para concluir, el Domingo V del Tiempo Ordinario Ciclo A nos invita a recordar que la fe tiene el poder de transformar nuestras vidas y la realidad que nos rodea. Al igual que el leproso, que se acercó a Jesús con fe y esperanza, también nosotros estamos llamados a acercarnos a Él con confianza, sabiendo que su amor tiene el poder de sanarnos, liberarnos y enviarnos a ser testigos de su amor en el mundo.
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